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miércoles, 16 de diciembre de 2015

HACE ( casi) CUATRO AÑOS

El niño punk cumple cuatro añitos en 3 días. Y yo no puedo dejar de sentir una mezcla de inmensa alegría y sensación de triunfo y una sensación de tristeza al recordar aquel tiempo tan complicado.

No puedo evitar recordar el instante, aquellas palabras de mi ginecóloga cuando me comunicó que algo no iba bien. Comenzando el séptimo mes de embarazo.

De pronto me encogí y dejé de respirar literalmente. Luegollegaron muchas lágrimas que expresaban pánico, rabia y tristeza. En casa podía llorar, en errada en el baño o sola en mi cama.
En los hospitales no.

En los dos hospitales donde me intervinieron aún embarazada compartía habitación con otras mujeres en mi situación. Embarazadas de bebés que tenían problemas.

Por el día nos hablábamos, de lo que fuera, de los diagnósticos de nuestros bebès, de sus tratamientos, de cómo iban a ser los partos y primeros meses....de las ùltimas vacaciones, de nuestras familias, de nuestros trabajos, de lo que fuera.

Pero al llegar la noche, cuando solo quedaban encendidas las lámparas de emergencia y tan solo se oían los pasos en el pasillo del personal sanitario, entonces callábamos. Y llorábamos sin llorar, en silencio y sin derramar ni una sola lágrima. Cada una en su cama, cada una hecha un ovillo abrazando su barriga, su bebé.

Y es en estos días cuando pienso en las mujeres que ahora ocupan esas camas hospitalarias. Embarazadas de bebés que van a tener que pelear duro para salir adelante. Pienso en ellas, en su miedo, tristeza y sé que hay una palabra,  una pregunta en su cabeza que no las deja ni un solo segundo. PORQUÉ.

Y me gustaría poder decirlas que no hay una respuesta. No la hay. Pero sobre todo me gustaría poder decirlas que cuando se liberen de esa pregunta comenzarán de nuevo a respirar, y podrán vivir la maternidad de forma libre, sin esa pesada losa aplastándolas.

Y si, es una putada, hablando en plata, lo es, pero no merece la pena dejar que la vida, que los momentos pasen por delante y el dolor, pena y rabia impidan vivirlos en plenitud.

La vida no es perfecta, pero al menos en ocasiones nos pone en situaciones de extrema dureza para que crezcamos, de abajo arriba, mucho más arriba de lo que jamás creíamos podríamos alcanzar.



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