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miércoles, 3 de diciembre de 2014

1, 2, 3...PROBANDO



El niño galáctico trepó hace dos días con sus casi 20 kilos hasta una baldita de Ikea de esas de 5 euros atornillada en lo alto de una pared de su habitación y se puso a andar sobre ella al tiempo que iban cayendo el barco pirata de playmobil, una caja con letras y números magnéticos, una hucha y varios objetos de colorines....

Maridín y yo al oir el ruido volamos hasta la habitación. He contado que esto ocurrió el sábado a las 10 de la noche? Y al verle andando, cuasi levitando por la baldita, aquario bajo sus pies, nos pusimos a chillar cual cochinillos en San Martín.

Fueron chillidos fruto del miedo, susto, cabreo y " nomelopuedocreer" del momento y funcionaron...pero quizá sobrefuncionaron ya que el niño galáctico se puso a llorar lagrimones y a pedir perdón y a balbucear presa del pánico. Pánico que le provocó nuestra reacción ya que hasta la misma él andaba tan pichi haciendo méritos para ingresar en Le Cirque du Soleil.

Tras meterle de nuevo en la cama, tranquilizarle y explicarle lo peligroso de su ocurrencia echamos la vista atrás y de manera cristalina vimos que lo que hizo es relativamente normal.

Los niños no controlan  los peligros y su trabajo es explorar límites y probar y probar. Y eso hizo el niño galáctico el sábado. Como hicimos todos nosotros en nuestra infancia.

Y da miedo si, pero ... comprobado que las palabras se las lleva el viento y, como mucho, se enredan en la cabellera de nuestros peques  por mucho que les expliquemos y alertemos contra peligros, accidentes, etc...ellos van a seguir explorando.

Solo queda esperar que no sean excesivamente temerarios y que su ángel de la guarda esté siempre allí, a su lado, bien cerquita. Al final de la jornada ya le pongo un cacao con galletas al angelito pero que curre, que curre.