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lunes, 20 de octubre de 2014

UN AÑO MÁS

El niño galáctico cumplió años hace pocos días. Ya tiene 6 y como él dice ya es un mayor y lo sabe todo.

Se siente muy orgulloso porque con esa edad comenzará la escuela, en agosto del 2015 con casi 7 años.
La escuela, mágico lugar donde aprenderá a leer, escribir, los números y lo que necesita para convertirse en un cocinero que va a montar un zoo de animales y así se podrá casar con Ninka, una holandesita que le dio su primer beso este verano y le tiene revolucionado... ( Lo sé, siento el hormigueo y calor in crescendo, voy a ser la peor suegra del mundo).

El caso es que tocó fiestecita de cumpleaños. Lo odio, lo odio y lo super odio. Pese a que tenía claro que no iba a caer en el pánico y no iba a preparar la fiesta del siglo me tiré las semanas previas mirando por la noche tartas infantiles en San Google. En mala hora...tras una hora de estar viendo delicias en pantalla acababa cada noche atacando el bote de Nutella. Es que...acabo de dar a luz y las hormonas...ya se sabe...ejem...

Y  no solo tartas. Aquí en Alemania es común preparar un programa de jueguecitos y actividades para entretener a los monstruitos durante el cumpleaños. Desde hacer de cuentacuentos, preparar teatros, juegos variados, canciones, la búsqueda del tesoro,  alquilar castillos hinchables para el jardín, contratar payasos, traer un carrito de los helados a la puerta de casa con flatrate para los peques....

En España en los ochenta los cumples se limitaban a merendola en casa a base de triángulos de nocilla, chorizo y jamón y queso, patatas fritas y aceitunas, fanta y por último una tartita sin mayor decoración más allá de una vela coronando. Se comía, se ensuciaba, se gritaba y cuando las madres ya no podían más nos mandaban a la plaza a jugar al escondite entre los coches aparcados. Las reglas eran sencillas. Si llevabas ropa roja, te escondías detrás del coche rojo, si era azul, pues detrás del azul...
Y éramos  felices así.

Hoy no, y menos en Alemania donde dependiendo de quién los cumpleaños infantiles se convierten en una lección gastronómicoeducativa para los padres con una mesa repleta de ensalada de bio frutas,rodajas de bio pepino, juego de bio frambuesas recogidas del jardín, manualidades en origami hechas por la mater y su descendencia decorando la sala... Y se canta si...pero bajito para no molestar.

Como soy guiri me aprovecho de mi condición y me lo pongo fácil. Dos tartas chulis, sesión de cinexin ( con meterles a todos en un cuarto oscuro ya se emocionan lo que no está escrito) y piñata ( jopela lo que costó romperla...).

El niño galáctico disfrutó, el niño punk gritó todo lo que quiso y más, el niño nuevo se emocionó y babeó un montón agarrado a un globito naranja que le dejé y la menda sobrevivió.

Por suerte solo es una vez al año...ay no!! que tengo tres!!!



1 comentario:

  1. Me encanta tu blog!! Pase hace dias al poco de inagurarlo pero no me dió tiempo de escribir y luego me despisté...
    Menos mal que aquí no nos lo curramos tanto pero ya veremos, que todo llega!
    Al leer todo lo que se ha de preparar me entran picores, casi que llamaré a un organizador de eventos xD.
    Davinia

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